La Rochelle amarga de nuevo al Leinster
Por segundo año consecutivo el club francés de la marítima ciudad francesa de La Rochelle priva al Leinster de su quinto título europeo. La final de la Heineken Champions Cup se decantó para los galos con un apretadísimo marcador de 26-27. El partido decisivo que coronó por segunda vez consecutiva al Stade Rochelais se disputó en el AVIVA Stadium de Dublin.
Una faena importante la que La Rochelle hizo al Leinster en la que podemos considerar como su propia casa. Lejos de su nivel, sobre todo en la segunda mitad. El tetracampeón europeo tendrá pesadillas con el club galo: segunda final consecutiva que se les escapa, y con el mismo protagonista enfrente. A pesar de empezar con muchísima desventaja en la previa, siendo además devastado en el cuarto de hora inicial cuando se vio 17-0 abajo, los marítimos amarillos lo hicieron de nuevo. Hazaña épica que recordaremos al ser capaz de lograr su segundo entorchado consecutivo. Ante el mismo rival, pero subiendo la dificultad. Esta vez de visitante, jugando en Dublin delante de un mar azul, quizá fue por eso por lo que terminaron por domar la situación. Nada amedentró al representante francés que sacó la guadaña en los minutos finales para brindar una revancha tras el VI Naciones a los aficionados de su país que acudieron a la cita oval.
La Rochelle demostró muchísimo carácter, amor propio y corazón. Impulsados por la figura de su entrenador, Ronan O’Gara, emblema de Munster, el clásico rival con el que fue campeón continental como jugador. Ahora como técnico y en suelo irlandés, aunque pisándolo como terreno hostil, mantuvo la compostura de su equipo que a pesar de las adversidades no perdió la cara al encuentro. El Leinster Rugby, con una importante base de jugadores con presente en uno de los mejores seleccionados irlandeses de la historia volvió a quedarse con las manos vacías. Una vez más, como ya sucedió en Marsella en la temporada pasada.
Aunque durante la temporada regular el Leinster disputa sus partidos como local en el RDS Arena, es hipócrita negar que el terreno “neutral” de AVIVA no los iba a hacer sentir los dueños de la casa. En una carrera medida en la que el estadio ubicado en Lansdowne Road fue su único patio de juegos. La épica del triunfo galo adquiere mayor inri al leer las crónicas del duelo. No se jugaba ni un minuto y el equipo de camiseta azul ya movía el marcador con el primer ‘try’ del último envite de la Copa de Campeones de clubes. Firmado por Dan Sheehan. Un mazazo tan rápido que apenas dio tiempo a encajar a los visitantes, pues unos minutos más tarde volvería a encajar dos ‘tries’ más, obras de Jimmy O’Brien y nuevamente del primer anotador del choque. Imagínense los rugidos de todas las personas que portaban el habitual banderín azul que se entrega en los partidos del Leinster en Dublin.
Giro dramático. Segunda parte de la historia. Alrededor del minuto 20, cuando J. Danty era el encargado de sumar la primera anotación amarilla. La maquinaria había echado a andar y pocos se imaginaban la crueldad que el destino tenía preparada el sábado para el irlandés aficionado medio deportivo. A los vestuarios nos fuimos con un 23-14 todavía a favor del Leinster. El segundo tiempo arrancó con tres marcaciones rápidamente. Dos penales de La Rochelle y otro de Leinster Rugby. Dejaron el marcador parcial 26-20, pero siendo el cuadro visitante quien mostraba una actitud diferente, dejando el partido totalmente abierto.
El luminoso sonreía con una ironía escondida, mientras el reloj continuaba perteneciendo al destino del Leinster. Pero el actual campeón se fue adueñándose del juego a diez minutos del final como si todo lo anterior no fuera con ellos. La Rochelle comenzó a someter más y más a su rival a través de sus jugadores más pesados con la única intención de poner en jaque el que hubiera sido el quinto trofeo continental para los irlandeses. Fue tal la insistencia de los franceses que apareció el ingresado Georges Henri, para apoyar con un ‘try’ clave que sumado la conversión de Hastoy colocaba por primera y única vez al equipo francés por delante por la mínima (26-27). Después de ahí, el Leinster puso al bloque marítimo contra las cuerdas. Sin embargo, lo único que consiguieron los de azul, fue la expulsión del primera línea Michael Ala’alatoa, complicando todo mucho más.
Cuando el silbato final inundó el AVIVA Stadium, hubo especialmente un hombre que sonrío, Ronan O’Gara. Tras él, una gran masa de gente que disfrutó del partido en pantallas en el Puerto Viejo de la ciudad marítima que volvería a ocupar por segundo año consecutivo las portadas de ilustres periódicos franceses como L’Equipe. El Stade Rochelais se convirtió en miembro de un exclusivo club de cinco equipos, uniéndose a Leicester, Leinster, Toulon y Saracens, como ganadores consecutivo de la Copa de Campeones. En Dublin, en la guarida de un Leinster que no había perdido allí en esta competición desde septiembre de 2020. Para marcar la historia del deporte oval francés. Dejando todo servido para la próxima Copa del Mundo de este año. En la que franceses e irlandeses tendrán un nuevo aliciente que añadir.
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