La larga lucha de los ‘deliveries’ por mejoras laborales

Falta de seguridad social, violencia física y verbal, xenofobia, explotación laboral, bajos ingresos e indiferencia por parte de los empleadores son algunos de los problemas que reportan los repartidores de comida que trabajan en Dublín y otros condados de Irlanda en los años más recientes.

Carlos, exdelivery latino por tres años que por protección pidió no usar su nombre real, afirmó que este trabajo denominado como “una esclavitud moderna”, cambió antes, durante y después de la pandemia.

Explicó que si bien siempre faltó comunicación entre la compañía y sus empleados, tiempo atrás recibía correos electrónicos sobre cambios salariales o metodología de trabajo y, además, había “un servicio cara a cara al ryder”, ya que contaban con oficinas directas en Dublín. Sin embargo, dijo que después de la contingencia, las oficinas en la isla cerraron y solo las que están ubicadas en el Reino Unido siguieron funcionando.

Aunque la página oficial de Deliveroo asegura que sus trabajadores gozan de un seguro contra accidentes, Carlos señala que este derecho no ha llegado a aquellos jóvenes que han recibido lesiones mientras laboraban, ni tampoco han recibido apoyo económico para los gastos funerarios los familiares de quienes han fallecido. Esto, a pesar de que durante la pandemia los ingresos de Deliveroo tuvieron un crecimiento de un 64 por ciento y un 13 por ciento más en el último año.

Diversos ryders han declarado a medios de comunicación irlandeses que los ataques xenofóbicos de pandillas de adolescentes irlandeses, conocidas como los teenagers, han aumentado después de la pandemia, incluso afirman que ninguno de los 4 mil ryders registrados en diversas plataformas del país ha estado exento de algún tipo de agresión.

“El problema es que hacen lo que quieren por ser menores de edad porque la justicia los protege; sus sentencias son menores o incluso salen libres a pesar de que llegan a matar gente”, dijo Diego Dadamo, procedente de Argentina, en una manifestación del 2021 en la ciudad de Dublín.

Las protestas por una mejora a su integridad física han existido casi desde que llegó la app a Irlanda en el 2015, pero desde hace tres años y medio se han vuelto más recurrentes al tiempo que aumentan los casos de violencia. 

Al menos dos jóvenes han muerto en esta situación, un brasileño (28 años) y un irlandés (16 años), además de los casos no contabilizados de lesiones menores a agudas. Los más recientes están relacionados con un joven de 23 años de Brasil a quien le amputaron su pierna y otro boliviano que fue apuñalado en Temple Bar. 

En este contexto, la Unión de Estudiantes de Lengua Inglesa de Irlanda, que también vela por los derechos de los trabajadores migrantes y trabaja de la mano con los repartidores de alimentos, está haciendo un llamado a las autoridades gubernamentales para cambiar el número de horas permitidas a los estudiantes de 20 a 30 horas legales; para hacer alianzas estratégicas con otros gobiernos sobre las Plataformas de Trabajo en la UE; para que los trabajadores reciban un salario justo y para garantizar que quienes llegan al país con visados de estudiante se capaciten en cómo recibir atención médica, sobre todo quienes tienen trabajos de alto riesgo.

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