La isla de Irlanda, unificada por el rugby

La selección nacional puede incluir jugadores tanto de la República de Irlanda como de Irlanda del Norte. (Foto: stock)

En muy contadas ocasiones la isla de Irlanda o la Isla Esmeralda, conocida así por sus diferentes tonalidades verdes que tratan de camuflar a los más de 3000 castillos dentro del territorio, han mostrado a lo largo de su historia más reciente algún resquicio de unión más allá de la propia adherencia geográfica. Incluso la frontera es inexistente hoy en día. Deportivamente hablando, la isla de Irlanda ha sufrido muchos capítulos de tensión entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, territorio británico. Pero es en el rugby, uno de los mayores atractivos deportivos de la zona, donde se encuentra uno de los pocos elementos pacificadores o al menos de unión entre ambas naciones.

El equipo nacional de rugby de Irlanda surge en 1875, fecha en la que jugó su primer partido internacional contra Inglaterra en representación de la isla de Irlanda. Como tal, el combinado representa tanto a la República de Irlanda como a Irlanda del Norte. Siendo de esta forma seleccionables los jugadores nacidos en ambos territorios de la isla. Se unen bajo una misma bandera, la conocida como Bandera de las cuatro provincias, con el trébol en el centro y a su alrededor, los emblemas de las cuatro provincias históricas de la isla: Connacht, Leinster y Munster -territorios de la República de Irlanda- y Úlster -territorio perteneciente al Reino Unido-. Sin embargo, evidentemente la historia no iba ser un camino de rosas, la tensión política ha sido una constante y aunque en ocasiones el deporte alivie el nerviosismo, esto ha llevado a problemas relacionados con las mencionadas banderas, además de con los himnos nacionales en la previa de los encuentros.  

La selección de Irlanda compite anualmente en el Torneo privado de las Seis Naciones ante sus vecinos Escocia, Gales e Inglaterra, además de Francia e Italia. Un torneo particular que han ganado 14 veces en solitario y 9 veces de manera compartida. Dentro de él, se reparten varios premios como el reconocidísimo Grand Slam, en el caso de un equipo vencedor en todos sus encuentros. Por el contrario, desde 2000 se reparte ‘la cuchara de madera’ para aquel que no conozca la victoria en ninguno de los cinco encuentros. Pero además hay varios puntuales, repartidos en duelos directos como la Copa Calcuta, en el Inglaterra-Escocia, el Millenium Trophy entre Inglaterra e Irlanda o el Trofeo Garibaldi desde 2007, en el duelo Francia-Italia, entre otros. Además de la Six Nations, torneo de mayor prestigio a escala europea entre selecciones, disputa cada cuatro años la Copa del Mundo, donde ha alcanzado la fase de cuartos de final en todas las ocasiones, salvo dos (1999 y 2007).

Las actuaciones en los últimos meses de Irlanda la han vuelto a colocar en lo más alto del ranking mundial, algo que no lograban desde el 7 de septiembre de 2019, dos semanas antes de la Copa del Mundo. A pesar de no lograr el campeonato en su última campaña de las Seis Naciones 2022, solo por detrás de Francia, lograron la Triple Corona -premio al equipo vencedor de las Islas Británicas- en el último día de torneo, superando a Escocia 26-5 en Dublin, en el AVIVA Stadium, antiguo y remodelado Lansdowne Road, tradicional casa del rugby irlandés. El acontecimiento clave para que Irlanda se convirtiera en el equipo número uno del mundo por segunda vez en su historia fue en la gira veraniega de Nueva Zelanda en el pasado julio. A pesar de perder el partido de prueba de apertura de la gira, el combinado capitaneado por la leyenda Johnny Sexton, jugador del Leinster Rugby, se anotó la primera victoria contra los temibles All Blacks en suelo neocelandés el 9 de julio de 2022. Cuarta victoria ante Nueva Zelanda en toda su historia. Cortos con eso, tan solo tres días después lograron una histórica primera victoria sobre los Maori All Blacks, superando al equipo 24-30 en Wellington. El 16 de julio de 2022, Irlanda lograría convertirse en el quinto equipo de gira y el primero en la era profesional en lograr una victoria en la serie en Nueva Zelanda, superando de nuevo a los All Blacks 22-32. Después de ese mes de julio, marcado a fuego en la historia del rugby irlandés, Irlanda volvería a estar en el escalón más alto de este deporte. 

En Irlanda se vive el rugby con la misma pasión que en Iberoamérica vivimos el futbol. (Foto: Miguel Jiménez)

Un prestigio que escenifica el tremendo potencial, no hablamos solo de este deporte, que puede surgir cuando los dos territorios se unen bajo un mismo combinado. A día de hoy es impensable que esto suceda en otras disciplinas como el fútbol, donde las federaciones de la República de Irlanda (FAI) y la de Irlanda del Norte (IFA) tienen muy claro que su rumbo es el de alejarse el uno del otro en mayor medida de lo posible. A pesar de ser este un duelo no vetado por la UEFA, como pueden ser los duelos entre otros países debido a circunstancias políticas muy alejadas del balón. Hay algunos muy evidentes, como el caso entre Rusia e Ucrania, otros quizá menos esperados a pesar de la historia entre España y Reino Unido, nos referimos a un prohibido España-Gibraltar. Además de un Armenia-Azerbaiyán o el caso de Kosovo, quizá más especial, al no poderse enfrentar ni a Rusia, Bosnia y Herzegovina ni Serbia. 

Volviendo al rugby, al papel del popularmente conocido como XV del Trébol y de la IRFU (Siglas de la Unión de Rugby Fútbol de Irlanda), este hermanamiento tampoco ha estado exento de disconformidades por parte de ambos bandos. La mayoría de ellas en el apartado de simbología: himno y bandera a mostrar. En el momento previo de la música es cuando empieza la controversia. ¿Qué himno debe sonar? 

Antes de establecer la capital de la República de Irlanda como hogar habitual, cuando se jugaban partidos internacionales de Irlanda alternativamente en Belfast y Dublin, sonaba el himno nacional británico “God Save the Queen” en la capital del norte irlandés. Mientras que era el himno nacional de Irlanda “Amhrán ante bhFiann” el que se escuchaba por megafonía en Dublin. Es por ello por lo que la IRFU decidió en abril de 1995, que debía utilizar un himno compuesto que enorgulleciera a los dos territorios, dando una sensación de unión. “Ireland’s Call” sería el elegido. Un himno que empieza así y que es utilizado como una clara llamada a la hermandad a través del deporte: 


Side by side,

We stand like brothers 

One for All and All together

We will stay united through darker days

And we’ll be unbeatable forever


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